domingo, 29 de abril de 2018

PERGAMINO SECRETO

Desgarro sediento, suave, sentido,
cual fresno marcando el sendero,
diminuto, enjuto, atragantado,
como la saliva de un dragón dormido.
La melancolía que vientre en el amor,
en la aventura del viento,
el susurro, un segundo, un milenio
por el gen del seductor perfume incomprendido.
Silencio extendido por los valles del ser,
senos imbuidos por la sonrisa de mis manos,
sol de fe, terso y tan sereno a la vez,
flor que mece la cantina del beso desvestido.
Amor, amor y más amor, así te llamas,
te haces de rogar entre nuestros limbos,
entre los ecos y sirocos del ciclón,
del huracán o del armagedón vendido.
Vendido por unos dulces besos
que cayeron del cielo envidioso, avaricioso,
prohibido en su palabra, pero no en actos...,
actos instructores del bálsamo erótico, ungido.
Ungido por cada porción de ti,
por cada segmento de tus células,
de tus hojas de belladona que nacen de Pangea:
el origen del amor, en nosotros, sumergido.
"Oh, mi paladín", así se te escapa el destino
cuando me hablas de nuestra historia,
de nuestra filosofía, un nuevo Aristóteles
plantando cara al dios del humano dividido.
Así me conoces, así me denominas,
me designas, me ordenas en tu señorío
como hombre impregnado por la medalla
de tus labios, donde voy a morir, a tu nido.
© 2018 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.

Good morning!

martes, 24 de abril de 2018

Ouroboros

Entre la incógnita planetaria,
entre los paralelos que sacian el cosmos
con el lácteo de las tierras,
entre sus labios, senos y besos
como anillos protegiendo a Saturno,
aparece mi mente entallada en un cuerpo
semejante al pergamino de Egipto,
las efigies de los Mayas
o el estandarte de una legión de Roma.
Entre tantas líneas invisibles
que enlazan los puntos del universo
para luego salvarlo de la extinción,
a eso que le llaman viento,
yo lo muevo con un suspiro de mi voz.
Una voz que viaja a través del tiempo.
Los orígenes del humano,
el gen de lo onomatopéyico,
del sonido más extraordinario del silencio,
el mutismo de un beso cuando roza lo sagrado,
todo ello se une en el crujir de una rama,
en ese segundo que dura un siglo,
nadie lo escucha, nadie lo aclama,
solo el pie que le deja la huella
al romperla con un camino tan lleno de magia.
Las almas mundanas: el hojaldre de la vida;
los animales: la pólvora de la naturaleza;
los latidos del corazón: la guerra por el amor;
y por la avaricia del infinito:
ella siempre engendra el sueño de mi eternidad,
un dios ataviado con nuestro anillo.

© 2018 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.

domingo, 22 de abril de 2018

Filtro etéreo

Sangre, fuego, agua y tierra,
en ellos me fundo como una ola
envuelta en la magia de la guerra,
enredada en las arenas de una caracola.
Estrellas, galaxias, universo que me encierra,
en ellos soy el apocalipsis de una pistola,
viajo en forma de meteoro en sierra,
muero después en lágrimas de escayola.
Fuerza, poder, omnipotencia que yerra
en los mayores confines de un “hola”,
dicho detrás de una puerta que me cierra
el puño de acero que me descontrola.
Furia, infierno y hecatombe gamberra,
como el tiempo mismo, que me viola,
me arruina el corazón con el eco que desencierra,
la rosa escrita en el amor de una pianola.

© 2018 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.

miércoles, 18 de abril de 2018

La flor de mi eternidad

Relucientes flecos, verde horizonte,
esquirla del campo naranjo, aquel,
ojos del amar, del tuyo vergel,
bailan juntas en tu hogar, viejo monte.

Nuestros deseos, cerca del apronte,
sueño de estar unidos, piel a piel,
aroma radiante como corcel,
rosas y océanos, nuestra simbionte.

Vives para por fin poder contarlas
sobre la faz del tan frondoso ayer,
resplandeciente, hermosa cuando charlas.

Rosa de dedos, roja de poder,
perfume de ellas, sin jamás atarlas,
ven a mi amor: al de todo mi ser.

© 2018 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.

domingo, 15 de abril de 2018

Destinos preunidos

Despido el tiempo con creces,
amanece un nuevo día,
impertérrito, duradero,
se jacta de la noche mil veces.
Estalla el esplendor de las nubes,
rayos de fuego, once lunas,
la que falta llueve en mi corazón
las gotas del ser al que te pareces.
Cantos de agua, joven secreto,
traspasa los gramos del ingenio,
pesa los millones de besos
que gesta a lo que me perteneces.
Vidas de ritmo, atestadas de ancianos,
abierto el techo del mundo,
planeta andado por lo titilante,
sangre y amor, ten de mí lo que desees.
Mata el sol, el mítico dios de dioses,
acuna la sal que la arena destella
en los rostros del mundo;
la felicidad, lo que te doy: lo que te mereces.

© 2018 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.

miércoles, 11 de abril de 2018

Letargo amoroso

Arrullo las cartas que datas a mi caída,
sentencio poemas para toda la sumida
desgracia que pulveriza sangre reprimida,
sed de mentiras, placer de boca consumida.

Madre santa que gozas de la pasión perdida,
obtén el deseo de ser fuente bendecida,
fe de la vuestra sonrisa desaparecida,
cantas el susurro blanco, noche repetida.

Olores de tantos besos que sufran la vida,
generosos de oro, la madurez unida,
dulzor meticuloso, hilo de miel asida,
manjar de mango, pasión de mi rancia herida.

Roza las almas que lloran por ti convertida
en la diosa que paga mirada convencida,
humanos por ella, querubín de la leída,
ella siempre vive, mi perfecta prometida.

© 2018 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.

domingo, 8 de abril de 2018

Entre tus letras

Soy la enredadera de tus letras,
la máquina de tu magia,
una inmaculada secta,
el rímel de tus pestañas.

¿Lloras por nuestra felicidad?
"Esto no es nada",
dice mi boca subliminal
con mensajes de tinta sagrada.

Te avergüenzas de ser niña,
mi dulce enamorada,
se te sonrojan las mejillas,
nerviosas después cuando me amas.

Dicen del corazón que con sus latidos
enamora al poeta más recio,
y será entonces el perfecto veredicto,
pues nuestro amor no tiene precio.

El orgullo de ser tuyo,
sagrado hombre para tu destino,
conquistadas letras son estas aguas,
las que fluyen por hoy domingo.

Tengo tanto que darte,
que cada día no es lo mismo,
cada día quiero enamorarte
hasta que Dios diga: "pronto seréis míos".

© 2018 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.

miércoles, 4 de abril de 2018

El peligro de la huerta

Algarabía que sufre el campo,
huertos fértiles, castillo domador,
luna mágica, cántame algo,
mézclate en las dunas de un escritor.
Amiga en lecho blanco,
juega con el eclipse sanador,
herida que cura al santo,
sagrado ente del esplendor.
Las mañanas, un albo,
un joven se jacta con el tambor
tocando las campanadas del año;
las doce ya son.
¡Por fin!, gritamos cada agrario,
cada quien con su tractor
arando el trigo casto:
dulce de la pasión.
Mendigando por el trabajo,
cosechamos la traición,
uno de ellos era un mago;
fue nuestra perdición.
¡Al ladrón!, todos chillamos,
suerte tuvieron al cazarlo,
con manos de salsa y picón,
al mástil del granero lo ataron.
¡Discúlpate con el señor!,
todos rugieron al unísono canto
las églogas del centurión,
que al granjero hicieron crucificarlo.

© 2018 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.

domingo, 1 de abril de 2018

El bastón de tu vida

Soy un hombre de reyes,
un siervo para tus masajes,
un don nadie que te sirve en plato
todos los besos que te entregue.
Soy un eunuco en tu custodia,
un conde sin tierras
por habértelas regalado
entre poemas y eróticos placeres.
Me llamas súbdito,
me tomas por tu lacayo,
entre sábanas soy tu señor,
el que siempre te obedece.
Mi propietaria, mi amor,
la dueña de mi eternidad,
soy el dios de tu corazón,
que al mirarte, pierde todos sus poderes.
Trátame bien y mal,
como a cualquier objeto,
como una pelota de fútbol
o el muñeco con el que juegues.
Soy el orgullo de tus diarios,
esos que escondes en tu alma;
seré la letra que te falta
y la historia que tú me ordenes.
Soy un lápiz para tus sueños,
la tinta suave de tus cuadernos,
el dulce tacto de tus carpetas,
o lo que guardas en tus portapapeles.
Soy la línea que no hallas,
el olvido, el material desorganizado
que prestas en tu mesa:
en ella seré tu estudio adolescente.
Busca en mí lo que más deseas,
el cuerpo que te abrace,
la llamada que te desespera,
tu día presente.
Soy el amo de tus pies,
el camino que siempre has querido,
el carruaje que nunca has tenido,
la sagrada joya que vive en tu vientre.
Soy un soldado de guerra,
un cabo para tus instrucciones,
el arma de tu mano,
el disparo mágico de nuestra fiebre.
Soy la empuñadura de tu vida,
el escudo que cubre tus necesidades,
la medalla que te condecora,
la armadura que siempre te protege.
Soy una bandeja de plata
donde encontrarás amor y más amor,
ensaladas, frutas y carnes,
para ti soy esa gran delicatessen.
Soy un perro, una mascota,
un maestro para tus tareas,
un hombre entregado a ti,
un caballo, y tú, mi jinete.
Soy la lanza que porta el universo,
tus manos la moldearán
a eso que ambos llamamos:
amor perfecto e imponente.
Pero lo que más soy
es un bastón mágico,
con él sostengo tu sonrisa:
la felicidad que siempre te mereces.

© 2018 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.

Me gusta

Compartir